Gabriel Ynoa salta al cerrito por los verdes que buscan tomar la delantera y acabar con una sequía de casi 37 años sin ganar a Diablos en postemporada
J.L. HERMIDA USCANGA
Los Pericos de Puebla hicieron lo que tenían que hacer: sacar un juego del estadio Alfredo Harp Helú frente a los Diablos Rojos del México, y ahora a partir de este martes tratarán de aprovechar la localía en el parque Hermanos Serdán para tratar de hacer la hombrada en los tres duelos que tienen en casa y acabar con una sequía de casi 37 años sin vencer a los Escarlatas en una serie de playoffs.
Sí, a partir de este martes a las 19.00 horas en el escenario poblano, con el dominicano Gabriel Ynoa en el centro del diamante, los Pericos tratarán de dar un golpe en la mesa y tomar la delantera en la serie de zona que se encuentra empatada a un triunfo por bando.
Es una misión difícil, por los antecedentes que envuelven este tipo de enfrentamientos, pero no imposible. Sí algo te brinda el beisbol, es la oportunidad para reivindicarte y acabar con una de las jettaturas más marcadas en la Liga Mexicana de Beisbol.
Para los Pericos han existido dos “cocos” en postemporada en esta etapa que comenzó en el año 2000: los Saraperos de Saltillo y los Diablos Rojos del México.
A partir del 2003, a ninguno de los dos le ha podido ganar, incluso con Saraperos perdió su primera final de División (Norte 2004) y su primera final de Liga Mexicana (2010), mientras con los Diablos además de quedar fuera una y otra vez en la ronda inicial en diversas ocasiones, también fracasó en la final del 2014.
VAN CON LO MEJOR
Sin dos de sus principales cartas en el centro del diamante, los Pericos compitieron contra Diablos en el Alfredo Harp. Primero Rudy Acosta en el primer duelo donde cayeron 5-3, y después Héctor Sepúlveda cumplió con una gran labor durante cinco episodios, dejando el resto en manos del bullpen, para que los verdes empataran la batalla.
Ahora en el Hermanos Serdán, cuyos tres duelos están programados para iniciar a las 19.00 horas (martes, miércoles y jueves), siempre y cuando Tláloc no haga de las suyas, Pericos tendrá en Gabriel Ynoa y Yoimer Camacho, quien por fin tendrá su regreso, a dos de sus ases del pitcheo durante la campaña regular.
Ynoa deberá este martes sacar su experiencia de exliga grande para tratar de dar la ventaja a los verdes, y de cómo llegue la serie al duelo del miércoles, dependerá también con qué confianza regresa el líder ganador de la campaña, Yoimer Camacho (11-2), quien después de lanzarle un duelazo en el primero de la serie a Veracruz, comenzó con problemas en su látigo derecho.
Para el quinto duelo repetirá Rudy Acosta.
Por el lado de los Diablos saltará al cerrito el estadunidense Ronnie Williams, quien terminó la campaña 4-4 en 16 apariciones, y quien en la postemporada presume marca de 2-0 y una efectividad de 4.09.
Williams ya enfrentó a Ynoa en campaña regular, donde trabajó cinco episodios y se fue sin decisión.
Hay que destacar que, en la visita de los Diablos a Puebla, dividieron honores en una serie que se redujo a dos juegos, ya que el último se suspendió por lluvia.
Con dos ofensivas de poder, el pitcheo tendrá que trabajar horas extras en un escenario donde la bola camina con ganas.
Del lado de Pericos, Chris Carter y Danny Ortiz, se han convertido en los comandantes del ataque, pero urge también que Peter O’Brien salga del terrible slump en que se metió para comenzar a aportar con su madero, lo que aumentará las posibilidades poblanas de salir con los brazos en alto.
De ahí no hay que olvidarse de Cristhian Adames, Drew Stankiewicz, Samar Leyva y el bateo oportuno de Miguelito Guzmán, un chamaco que nació para batear y jugar dónde lo necesiten.
Por el lado Escarlata, los referentes son Ramón Flores, Japhet Amador, Julián Ornelas, Moisés Gutiérrez, sin olvidar a Juan Carlos Gamboa, quien, desde aquella final del 2014, siendo un novato, se convirtió en un caza Pericos.
Un tercer juego que puede marcar la pauta en esta batalla de zona, y donde Pericos debe aprovechar a la perfección para encontrar esa motivación extra y comenzar a pensar que sí se puede, y al mismo, a soñar en grande.
